El Blog de Socilen
La humanización del prestamista

Busco en Google la palabra prestamista, y me ofrece inmediatamente su definición: Persona que se dedica a prestar dinero cobrando por ello un interés.
Pero busco algo más concreto, ni más ni menos que una prueba de la connotación tan negativa que esta palabra tiene. No tardo en encontrarla. En Wordreference me topo con lo siguiente:
Efectivamente, en tan notorio diccionario se relaciona el término prestamista con el concepto rapacidad, al que define como Condición de las personas inclinadas al robo o al hurto. Y es que no puede decirse que quienes tradicionalmente se han dedicado a tan honorable labor, dícese los bancos, no se hayan ganado a pulso semejante reputación. Preferentes, cláusulas suelo, tarjetas black, rescate bancario.
Sin embargo, y no lo olvidemos, la financiación, los préstamos, y con ello los prestamistas, son figuras imprescindibles en una sociedad. Su actividad es, o debería ser, constructiva. Ellos permiten que millones de personas desarrollen sus proyectos y den forma a sus ideas. El problema son los abusos, los engaños, y los escándalos derivados de las prácticas ejercidas por algunas entidades y algunos individuos.
La tecnología, otra herramienta fantástica de la que algunos también recelan, está permitiendo establecer de nuevo el equilibrio entre prestamista y prestatario, o lo que es lo mismo, entre inversor y solicitante. En España han surgido plataformas de Crowdlending como Socilen, que sirven como punto de encuentro entre quienes necesitan dinero para llevar a cabo un proyecto, y quienes tienen ahorros y buscan una rentabilidad. Se trata de una relación entre iguales, beneficiosa para ambos.
El prestamista pasa a ser una persona normal, humana, que busca rentabilizar sus ahorros, pero también ayudar a cumplir un proyecto. Bien puede optar por invertir su dinero en una pareja que desea adecuar su casa a la llegada de su primer hijo o en una startup que necesita cubrir unos determinados gastos.
Inversor y solicitante se sitúan de este modo al mismo nivel. Dejan de ser profesiones para convertirse en roles fácilmente intercambiables. Si tengo un dinero extra actúo como inversor, ya que no hacen falta grandes cantidades. Si por el contrario, necesito dinero, puedo actuar como solicitante de préstamo.
Esta es la apuesta de las llamadas plataformas de financiación participativa como Socilen. Una apuesta de futuro y colaboración entre ciudadanos.
0 comentarios